Paredes de ladrillos y goteras

Los desconocimientos que asolan en el día a día al estudiante de medicina, se comparan al desconocimiento propio de lo que otros hacen para que todas las inclemencias de la burocracia y los asuntos de universidad, nos encarcelen dentro de las paredes de ladrillos y los techos con goteras de nuestra facultad.
Ya es de por sí una carrera en la que hay que esforzarse, en la que hay que batirse en duelo día a día con el cansancio que causa levantarse a las 7 de la mañana y salir a las 15h tras un no parar de prácticas y clases, la mayoría pseudo-magistrales (pseudo por el bajo nivel de muchas). Para batirse en duelo día a día con el cansancio acumulado y rendir en las horas de tarde y noche, para poder superar unos test que no nos van a catalogar de buenos médicos. Para batirse en duelo contra los tramposos que copian más que hablan y que uno espera que a la larga el tiempo ponga en su lugar. Para batirse en duelo con uno mismo, ya que la mente en muchas ocasiones piensa mas en cama y comida que en apuntes coloreados y post-its en las paredes.
Ya es, por tanto, lo suficiente dura como para que encima los que se supone que tienen que velar por el buen rendimiento y progreso de la facultad, y así los estudiantes podamos llegar a cumplir un sueño de curandero a largo plazo, hagan esfuerzos en negativo.
Esfuerzos en negativo son las trabas, los "No", los "aquí mando yo", los "el plazo se acabó", los "no se", los "perdona pero me tengo que ir", los no se como emponzoñar más la imagen de la facultad, los ex-reconocimientos internacionales, los "esto antes era mucho mejor y ahora estamos a la deriva".
Y eso es lo que ocurre tras las paredes de ladrillo, paredes que evitan en muchas ocasiones que los problemas y las penurias salgan por sus puertas, como una niebla cegadora a ojos del que no quiere ver; pero las cuales, a pesar del esfuerzo de los muchos que intentan ocultar la verdadera realidad, se están empezando a resquebrajar. 
Parece que por una vez los estudiantes estamos tirando del carro, unidos y soplando para quitar la neblina cegadora, porque no queremos otra cosa que: poder ser médicos formados, que nos dejen estudiar en paz e instaurar las bases para que, los próximos como nosotros que entren entre estas paredes de ladrillos y goteras, puedan luchar por esfuerzos positivos que permitan que esas paredes tengan cristales por las que entren los rayos de luz de la verdad y que poco a poco haya menos goteras.


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